Desde la cuenta @soycamarero, Jesús Soriano denuncia como algunos empresarios hosteleros exprimen hasta el máximo a sus empleados sin respetar la ley, con los migrantes y las mujeres en el disparadero.
Las irregularidades laborales en la hostelería están a la orden del día. Jornadas exhaustas para unos trabajadores necesitados de ingresos son la perfecta solución para empresarios que encuentran en la explotación una salida para la viabilidad económica de su negocio. Jesús Soriano conoce todo eso bien, muy bien. Más de 130.000 personas le siguen en @soycamarero, su cuenta en X, una de las redes sociales en las que tiene presencia, donde publica hasta qué punto un hostelero puede intentar estafar a alguno de sus trabajadores. Sus denuncias públicas ya han conseguido revertir numerosas situaciones en favor de sus compañeros de gremio.
Soriano lleva con su cuenta activa en X, el antiguo Twitter, casi siete años. Lo que comenzó como un espacio en el que contar su día a día tras la barra, con el tiempo se ha convertido en el muro en el que se exponen las condiciones en la que algunos hosteleros obligan a trabajar a sus camareros. “Fue algo que surgió solo. Una vez que me iban subiendo los seguidores, algunos de ellos me pasaban sus casos para darles difusión”, dice el camarero.
Aunque actualmente ya no se dedica a tiempo completo a este sector por los diversos proyectos que tiene entre manos tras lograr cierto reconocimiento en las redes, tiene claro que la hostelería en España es sinónimo de precariedad. “Eso es gracias a los malos empresarios, que se hacen llamar empresarios, pero no lo son”, añade. Y es que, en realidad, algunos empresarios se asemejan más a explotadores que a personas al frente de un negocio que luchan por hacerlo viable respetando los derechos laborales de sus trabajadores.
“Parecía que a la hostelería había que salvarla fuera como fuera, pero la precariedad y las irregularidades están a la orden del día”
Viabilidad económica gracias a la explotación
“En este país es muy típico eso de tener algo de dinero y montar un bar o un restaurante. Se creen que es fácil de gestionar, pero no. Pronto se dan cuenta de que el negocio que habían imaginado no es viable, y lo hacen viable a través de la explotación de sus trabajadores”, desarrolla el propio Soriano. Esta idea quedó algo atrás con la llegada de la pandemia, cuando los comercios hosteleros se quejaban de las restricciones, pero solo la idea, no su materialización. “Decían que todos éramos una familia, pero la mayoría de nosotros no cobramos el ERTE o lo cobramos como no debíamos”, apunta este creador de contenido.

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