Si como dicen, los inmigrantes nos quitan el trabajo, esa sería la mejor manera de evitarlo, patriotismo del bueno.
Gabriel Rufián
Re: Gabriel Rufián
Re: Gabriel Rufián
Vale, que quienes se supone que imparten justicia desconozcan los límites de la libertad de expresión expresados en la Constitución española, no es que sea grave, es escandaloso, impresentable totalmente.
Re: Gabriel Rufián
El otro día Gabriel Rufián dijo en el Parlamento una de esas frases sin importancia que, cuando las cosas vienen mal dadas, pasan a la Historia. Dijo que había que poner “pies en pared” frente a la ofensiva de la ultraderecha. Y tocó al decirlo un punto sensible para muchos, muchos millones de ciudadanos.
Porque la dana política que España está sufriendo no tiene nada que envidiar ni en desmesura, ni en ceguera ni en lodo a las que causa la naturaleza. Solo se diferencia en una cosa: mientras los fenómenos naturales ocurren por una concatenación de probabilidades, los sucesos políticos ocurren por una concatenación de voluntades. El azar puede causar que llueva en un sitio y no en otro, pero no puede llamarse azar que en la misma semana en la que se inaugura un congreso político se acumulen las citas judiciales. Ni que se trate de verter un mensaje de ineficiencia de las instituciones públicas cuando se pretende desmantelarlas. Ni que se intente reducir el Estado a jueces, militares y policías.
Esta dana política no es ciega, es una agresión muy bien coordinada que no responde a ninguna conspiración oculta
Esto va más allá del acoso a un Gobierno. La misma voluntad programática que durante la crisis de 2008 trató de destruir el mejor sistema sanitario de Europa se oculta ahora detrás del descarado ataque contra la universidad pública, estrangulando su financiación para tratar luego de convencer a los ciudadanos de que si no funciona es porque es pública, mientras el dinero de los impuestos se destina a incentivar el sector privado. Nuestras calles se llenan de empleos de baja remuneración mientras las plantas altas de los rascacielos se atribuyen salarios estratosféricos y las redes sociales entretienen a la gente haciéndole creer que lo que tiene que hacer es subir a los pisos de arriba, y ocultándole que hay perros guardianes protegiendo la puerta del ascensor.
Esta dana política no es ciega, es una agresión muy bien coordinada que no responde a ninguna conspiración oculta, sino que se hace a la vista de todos. Y la ciudadanía tiene que reaccionar. La destrucción de la sanidad pública consiguieron frenarla en su momento las mareas blancas, y solamente una marea cívica será capaz de contraponerse a este chorro de destrucción que está tratando de inundar nuestras calles. En la clase política hay algunos que se están dando cuenta. Hay que prestar atención a los mensajes que lanza el PNV, que siempre es un curioso termómetro de la situación. Hay que prestar atención a batallas como la que el partido popular ha perdido en Europa la semana pasada. Y no dejarse intimidar, porque la estrategia de la peor derecha siempre empieza y acaba en insuflar el miedo. No simpatizo especialmente con Gabriel Rufián, pero creo que esta semana ha verbalizado lo que muchos pensamos: es hora de poner pies en pared.
https://www.nuevatribuna.es/articulo/ac ... 33000.html
Porque la dana política que España está sufriendo no tiene nada que envidiar ni en desmesura, ni en ceguera ni en lodo a las que causa la naturaleza. Solo se diferencia en una cosa: mientras los fenómenos naturales ocurren por una concatenación de probabilidades, los sucesos políticos ocurren por una concatenación de voluntades. El azar puede causar que llueva en un sitio y no en otro, pero no puede llamarse azar que en la misma semana en la que se inaugura un congreso político se acumulen las citas judiciales. Ni que se trate de verter un mensaje de ineficiencia de las instituciones públicas cuando se pretende desmantelarlas. Ni que se intente reducir el Estado a jueces, militares y policías.
Esta dana política no es ciega, es una agresión muy bien coordinada que no responde a ninguna conspiración oculta
Esto va más allá del acoso a un Gobierno. La misma voluntad programática que durante la crisis de 2008 trató de destruir el mejor sistema sanitario de Europa se oculta ahora detrás del descarado ataque contra la universidad pública, estrangulando su financiación para tratar luego de convencer a los ciudadanos de que si no funciona es porque es pública, mientras el dinero de los impuestos se destina a incentivar el sector privado. Nuestras calles se llenan de empleos de baja remuneración mientras las plantas altas de los rascacielos se atribuyen salarios estratosféricos y las redes sociales entretienen a la gente haciéndole creer que lo que tiene que hacer es subir a los pisos de arriba, y ocultándole que hay perros guardianes protegiendo la puerta del ascensor.
Esta dana política no es ciega, es una agresión muy bien coordinada que no responde a ninguna conspiración oculta, sino que se hace a la vista de todos. Y la ciudadanía tiene que reaccionar. La destrucción de la sanidad pública consiguieron frenarla en su momento las mareas blancas, y solamente una marea cívica será capaz de contraponerse a este chorro de destrucción que está tratando de inundar nuestras calles. En la clase política hay algunos que se están dando cuenta. Hay que prestar atención a los mensajes que lanza el PNV, que siempre es un curioso termómetro de la situación. Hay que prestar atención a batallas como la que el partido popular ha perdido en Europa la semana pasada. Y no dejarse intimidar, porque la estrategia de la peor derecha siempre empieza y acaba en insuflar el miedo. No simpatizo especialmente con Gabriel Rufián, pero creo que esta semana ha verbalizado lo que muchos pensamos: es hora de poner pies en pared.
https://www.nuevatribuna.es/articulo/ac ... 33000.html