Si hablasen, no creo que dijeran nada o casi nada bueno de nosotros. Desde hace ya tiempo, cuanto más observo a los animales más desprecio a mi especie.
Durante el confinamiento, se me quedaron muy grabadas las imágenes de ciertos animales en las ciudades y pueblos más felices que la puñeta ante la ausencia de humanos. Somos tan estúpidos, tan cortos, que invadimos constantemente su espacio pretendiendo inútilmente que no nos molesten.
Pongo un ejemplo, yo vivo en la costa, muy cerca del mar, lógicamente estamos rodeados de gaviotas porque este es SU hábitat natural, pero nada, siempre hay gente que se queja de que estén por aquí porque manchan las terrazas,los tejados y su ropita tendida. Queremos playa pero no gaviotas, muy coherente. Los hay que ponen veneno y pinchan nidos para que no vuelvan a sus dominios. Así somos, destructores por naturaleza, peores que la peste.