El ascenso de Chega ha dejado el país en un impasse político que podría conducir a una nueva convocatoria electoral. El centro-derecha gana las elecciones, pero con una victoria por la mínima y una dependencia del partido ultra que deja escaso margen para la formación de un gobierno estable
Este domingo, Portugal celebró elecciones anticipadas en las que casi todos han perdido. Perdieron los partidos de centro —el Partido Socialista y el conservador Partido Social Demócrata—, que fueron las caras del bipartidismo que gobernó el país durante medio siglo de democracia. Ha perdido la izquierda, que no ha sabido capitalizar la amplia mayoría que tenía en el Parlamento durante la legislatura anterior. Ha perdido la derecha democrática, incapaz de crecer significativamente respecto al resultado de 2022.
El giro a la derecha que ha salido de las urnas este domingo se debe al fuerte crecimiento del partido de extrema derecha Chega, que consiguió ser elegido en todas las circunscripciones, con la excepción del pequeño distrito de Bragança. Serán al menos 48 los diputados antisistema que se sentarán en la Asamblea de la República, 36 más que en 2022. Aún no se ha escrutado el voto exterior que elegirá a los cuatro diputados, que no se conocerán hasta dentro de una semana.
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