Chile culmina una propuesta de Constitución que apunta a un segundo rechazo ciudadano
Los chilenos votarán en un mes y medio una nueva propuesta de Carta Magna de sello conservador que fue aprobada este lunes por el Consejo Constitucional, controlada por la ultraderecha y la derecha tradicional
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Si el rumbo no cambia, Chile camina derecho hacia el segundo fracaso de su proceso constituyente. La propuesta de nueva Constitución aprobada este lunes por el Consejo Constitucional, un órgano controlado por el ultraderechista Partido Republicano (con 22 de los 50 escaños) y la derecha tradicional (11 escaños) que desde junio redactaba el texto, no concita el apoyo ciudadano para ser implementada. De mantenerse la tendencia actual, el país podría convertirse en el primero del mundo en acumular dos procesos constituyentes fallidos. Entre ambos ha pasado solo un año y tres meses.
El texto, que fue aprobado por los 33 votos de las derechas a favor y los 11 de la izquierda y centroizquierda en contra, tiene el sello conservador de los partidos que han marcado el compás de este segundo intento. “A la izquierda no le gusta esta propuesta y la caricaturiza porque tiene miedo de que el éxito de esta Constitución termine con su relato y cierre la puerta a las ideologías que tanto daño han hecho”, dijo la consejera republicana Ángeles López durante el debate. Desde el Partido Comunista, su par Karen Araya replicó que la nueva norma “es más de derecha” que la que está vigente. “Es más conservadora y va a profundizar más las desigualdades”, añadió.
Entre los artículos criticados por los partidos gubernamentales está la cláusula que protege “la vida de quien está por nacer”, que podría poner en riesgo la ley de aborto en tres supuestos básicos (inviabilidad fetal, riesgo para la madre y violación), aprobada en 2017 tras varias décadas de lucha del movimiento feminista. También causaron polémica, entre otras, las cláusulas sobre la expulsión inmediata de los migrantes en situación irregular o las que mantienen el Estado subsidiario actual y apartan el Estado social de derecho, una de las mayores ambiciones del progresismo para este proceso.
“Es una propuesta que retrocede en algunas de las cuestiones problemáticas que la doctrina constitucional chilena ha discutido en las últimas décadas”, dice a elDiario.es la abogada constitucionalista Tania Busch. A su juicio, “no resuelve” los problemas de la actual carta magna de 1980 que condujeron a la crisis actual, sino que “en cierta medida, los acentúa”. Rodrigo Espinoza, director de la Escuela de Administración Pública de la Universidad Diego Portales, opina que el articulado incluye los aspectos “identitarios para la derecha”. La semana pasada, el consejero de ultraderecha Luis Silva reconoció que el texto constitucional “acomoda más” al espectro que va “desde la centroderecha hacia la derecha”.
Un rechazo “muy instalado”
Hace meses que las encuestas vaticinan un rechazo contundente del texto por parte de la ciudadanía. El líder de la ultraderecha, José Antonio Kast, erigido ahora en uno de los defensores del nuevo texto fundamental, dijo hace unos días que en el mes y medio que falta para el 17 de diciembre, cuando se votará la propuesta de Constitución en un plebiscito, logrará “dar vuelta” a los pronósticos de los sondeos y sumar los votos para que gane la opción “a favor (de la nueva Constitución)”. “Tenemos una gran oportunidad, inmejorable, para cambiar el futuro de Chile”, señaló, a pesar de que siempre se opuso a sustituir la carta magna vigente, heredera de la dictadura de Augusto Pinochet.
“Es muy difícil en 60 días cambiar esa opinión porque está instalada con mucha fuerza”, asegura Marco Moreno, decano de la Facultad de Gobierno de la Universidad Central. Según indica, la evidencia comparada a nivel mundial muestra la complejidad de “revertir una diferencia de 20, 25 o 30 puntos que marcan los estudios de opinión” en tan poco tiempo. Además, añade, este segundo intento “no ha concitado mucho interés porque la ciudadanía está cansada y experimenta una suerte de fatiga del tema”.
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