Hace unas semanas se cumplía un año del nuevo gobierno, instalado a día de hoy en la parálisis legislativa y cercado por el caso Koldo y el caso Errejón. Pedro Sánchez decidió entonces en noviembre de 2023 el nuevo organigrama y la cartera de Igualdad que había encabezado Podemos con Irene Montero volvía a la cuota de Ferraz. Sin embargo, un año después de la expulsión de los morados, el presidente ha mostrado su malestar con la ministra de Igualdad elegida por él, Ana Redondo, sacándola de la ejecutiva del PSOE después del congreso interno del fin de semana pasado.
Según una de las periodistas más cercanas a la sede del PSOE y con muy buenas fuentes de la dirección y de Moncloa, Esther Palomera, su salida como responsable de igualdad en la formación “supone una desautorización a su labor como ministra”, después de que el máximo responsable del gobierno la eligiera tras una campaña electoral donde renegaba parcialmente de la gestión del ministerio, que había llevado a cabo una producción legislativa amplia y determinada que conllevó grandes ataques por parte de la derecha y también del PSOE y Carmen Calvo. Esta última ha sido protagonista y criticada estos días porque su partido ha aprobado en sus enmiendas congresuales eliminar la sigla “Q+” de las de LGTBI y limitar la participación de personas trans en competiciones deportivas.
Durante la campaña de las elecciones del 23J de 2023, se hizo célebre la frase de Sánchez en los micrófonos de Onda Cero cuando afirmó que “hay una impresión, sobre todo de hombres de 40, 50 años, que han visto discursos incómodos hacia ellos. Hemos retrocedido en discursos planteados más como confrontación que como integración. Es objetivo, tengo amigos que se han sentido así”. Bajo esa hipótesis política, la apuesta de Moncloa para el futuro era prescindir de Montero y darle un perfil más bajo al ministerio, para lo que la elección de Ana Redondo, hasta hacía poco concejal de Cultura en Valladolid con Óscar Puente, podría servir.
Pero el bajo perfil buscado tuvo su primera gran polémica tan solo un mes después, en plenas navidades, a raíz del nombramiento de Isabel García como directora del Instituto de las Mujeres. A raíz de su elección por parte de Redondo, salieron a la luz los tuits y declaraciones tránfobos que García había publicado en el pasado. Aunque al principio el gobierno la mantuvo en el cargo durante los primeros meses, después no les quedó más remedio que presionar para que dimitiera tras conocerse que su pareja había sido adjudicataria de al menos 64 contratos de puntos violeta con ayuntamientos del PSOE, por los que habría facturado alrededor de 250.000 euros.
Además de esto, tal y como señalaba Esther Palomera, otra de las grandes razones que ha hecho que Sánchez le retire la confianza orgánica es el “error legislativo en la ley de paridad que permitía despidos a padres y madres acogidos al permiso de cuidados”. La apuesta estratégica del gobierno por dar un papel casi de irrelevancia al feminismo y el nombramiento de Redondo como ministra hace un año ha traído muchas críticas al ejecutivo durante este año desde el movimiento por su inacción, su tibieza a la hora de abordar los temas y su renuncia a marcar la agenda. Esto sumado a las polémicas generadas por el nombramiento de Isabel García y el error en la ley de paridad han llevado a Sánchez a apartar a Redondo de la ejecutiva, reconociendo de forma implícita que su apuesta de hace un año no está saliendo como él tenía previsto.

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