"El vacío que ha dejado se nota. Sus hijos no han podido verle ni hablar con él desde hace dos años", lamenta su mujer, Oihana Goiriena
El cambio de Gobierno en Polonia tras las elecciones del mes de octubre ha dado esperanzas al entorno del periodista
Dos años. Es el tiempo que lleva el periodista Pablo González en prisión preventiva tras su detención por parte de las autoridades polacas acusado de ser un espía al servicio del presidente ruso, Vladimir Putin. "Está incomunicado 23 horas al día en una celda sin ventilación. Sale al patio una hora al día, esposado, solo se comunica con el exterior por cartas que, obviamente, son intervenidas. Es una tortura psicológica que busca doblegar el ánimo de Pablo para que se inculpe o abandone su inocencia", explica Juan Teixeira, amigo del periodista.
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