Cientos de empleados pasan la temporada en la isla del lujo temerosos de las sanciones que les prohíben pernoctar en sus vehículos o en acampadas improvisadas mientras los precios inalcanzables de la vivienda siguen en alza. “No aguanto las condiciones de vida”, lamenta un afectado
Eivissa, el paraíso para los que abarrotan la isla en temporada, se convierte en un infierno para muchas personas, cada vez más, que trabajan para dar servicio al turismo en hoteles, restaurantes, mercados, tiendas, parkings, aeropuerto… La situación no hace más que empeorar año tras año dada la falta de vivienda asequible y la no disponibilidad por parte de las empresas de suficientes recursos habitacionales para acoger a sus plantillas.

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