El 27 de septiembre de 1975 el régimen franquista fusiló a dos miembros de ETA y tres del FRAP, desoyendo las peticiones de clemencia de Pablo VI y Olof Palme. La dictadura quiso dejar muy claro que no le temblaba la mano para combatir a sus enemigos y que los derechos humanos solo le parecían retórica subversiva. Franco llegó al poder por medio de la violencia y se mantuvo en él utilizando el terror. Su legado es un legado de muerte: 150.000 ejecuciones extrajudiciales entre 1936 y 1939; 50.000 entre 1939 y 1944; 130.000 defunciones por hambre, enfermedades y malos tratos en los campos de concentración levantados durante la posguerra. Franco y sus generales concibieron su "cruzada" como una guerra de exterminio. Y, ciertamente, cometieron un genocidio.
En 2018, el PP votó en contra —junto a Ciudadanos y Foro Asturias— de la moción que presentaba el PSOE en el Senado en la que se solicitaba la condena "rotunda" del franquismo y "cualquier acto de exaltación del mismo", la ilegalización de la Fundación Francisco Franco y la exhumación de Franco del Valle de los Caídos. No cabe sorprenderse, pues Mayor Oreja describió el franquismo como "un período de extraordinaria placidez". El PP también se ha opuesto a anular los juicios políticos del franquismo y se ha negado a sumarse a los homenajes a las víctimas de la dictadura. Además, en 2007 votó contra la Ley de Memoria Histórica propuesta por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y en 2015 se opuso a la iniciativa de retirar los símbolos franquistas de los espacios públicos y a revocar los honores y títulos oficiales concedidos a Francisco Franco, sus familiares y sus colaboradores.
José Humberto Baena Alonso, militante del FRAP, fue uno de los cinco fusilados el 27 de septiembre de 1975. Se le acusó de participar en el asesinato del policía Lucio Rodríguez Martínez, pero nunca pudo probarse. No se tuvieron en cuenta los testimonios que aseguraban haberle visto ese día en otro lugar. Baena escribió estas palabras como despedida: “Papá, mamá: Me ejecutarán mañana de mañana. Quiero daros ánimos. Pensad que yo muero pero que la vida sigue. Recuerdo que en la última visita, papá, me habías dicho que fuese valiente, como buen gallego. Lo he sido, te lo aseguro. Cuando me fusilen mañana pediré que no me tapen los ojos, para ver la muerte de frente”.
El PP ha abrazado la ideología ultraderechista de VOX, al que Feijoo llama "partido unitario". España necesita una derecha democrática que contribuya una convivencia pacífica, pero hoy en día ese espacio lo ocupan los herederos ideológicos de la dictadura. El recuerdo del 27 de septiembre de 1975 debería despejar cualquier duda sobre la trascendencia de la libertad y la democracia. La larga noche del franquismo aún no ha concluido.
Rafael Narbona
