En la semifinal eliminó a Alemania, la ocho veces ganadora de este trofeo fundamental. Fue la primera vez que ganamos a las germanas. El fútbol femenino volvió a abrir portadas, a cosechar grandes audiencias, a generar ilusión compartida, a hacer ¿matria?
Confieso que a mí, que me interesa todo, que soy empática compulsiva, el fútbol masculino nunca me llegó a interesar. Y eso que, si me pongo a ver un partido de fútbol o de canicas -y es emocionante- me emocionaré como el que más. Mi experiencia es que la vida se encargó de contarme que en ese espacio emocional no era bienvenida hasta que llegaron las chicas.
Es realmente empoderador, inspirador, emocionante ver a mujeres pelear sin remilgos, sin complejos, timideces ni imposturas, con todo en ese ejercicio de totalidad que es la alta competición en el deporte rey, que siempre nos fue vedado.
Así que solo podemos celebrar lo que sea que pase este domingo y, mientras pasa, muchas recordaremos los patios de colegio en los que no nos dejaron jugar a lo que ocupaba más de medio patio o que, quizá, ni lo intentamos o lo intentamos muy poco. Y mientras lo recordamos, durante 90 minutos el país estará con ellas y no solo querrá que estén sino además que lo hagan con todas sus fuerzas, que sean las mejores, que nos enorgullezcan porque su victoria será la de tod@s.
Y, sin embargo, Jenni no estará.
No negaré que de fútbol sé poco, pero creo saber algo de conciencia social, de lógica y de matemáticas básicas. Por eso, como dos más dos son cuatro, me resulta injustificable que en esta selección española no esté Jennifer Hermoso.
Sigue siendo la máxima goleadora de la selección con más 50 goles, con más de 100 partidos jugados con nuestra camiseta.
Montse Tomé, la seleccionadora española, nunca le ha dado una explicación de por qué dejó de contar con ella. Es cierto que Jenni tiene 35 años y que ahora juega en la liga mexicana. Pero sus estadísticas de esta temporada (44 partidos/10 goles), equiparables a las de otras convocadas, no justifican su caída de la lista y en este torneo hay jugadoras fundamentales de esa edad o más: Cristiana Girelli, quien a sus 35 años es una leyenda y referente del fútbol femenino italiano, participando en su cuarta Eurocopa como capitana; Alexandra Popp, que a sus 34 años sigue siendo una pieza fundamental en la selección alemana; la inglesa Jill Scott (38 años) y la sueca Hedvig Lindahl (41 años) también son ejemplos de jugadoras veteranas que siguen compitiendo al más alto nivel en la Eurocopa.
Así que parece que Rubiales no solo le robó la celebración de la Copa del Mundo de 2023 plantándole un morreo no deseado en el pódium. Parece ser que también le ha robado poder volver a representarnos a tod@s.
Además, Misa Rodríguez, de 26 años, la portera del Real Madrid, amiga de Jennifer Hermoso con la que hacía "tándem", también, inexplicablemente, se ha caído de la lista.
Rafa Hermoso, el hermano de Jenni, me dice que esto es "venganza servida en plato frío". Que Montse Tomé "no la quiere por rencor, por alejarse de la polémica o porque está pagando el peaje por el cargo". Al fin y al cabo apenas nada ha cambiado en la Real Federación Española de Fútbol salvo la salida del presidente y del seleccionador, del que Tomé era la segunda. "La junta directiva sigue en manos de los amigos de Rubiales. Lleva así 30 años desde Villar. No se aprovechó lo que ocurrió para hacer limpia. Se evitó que Iker Casillas intentara presentarse con una junta directiva nueva con los bolsillos limpios. Adelantaron las elecciones para que no le diera tiempo a reunir los avales necesarios".
A Jenni le queda un año más de contrato con su equipo mexicano y después no descarta seguir en Estados Unidos o volver a Europa. Tiene ofertas. Se ve fuerte y con ganas de más. No pierde la esperanza de volver a vestir la camiseta que nos representa a tod@s.
Rafa no asegura que Jenni vaya a ver el partido. Me confesó que no ha seguido mucho esta Eurocopa. "Es demasiado doloroso, aunque ella quiere que ganen. Sigue con sus compañeras".
Pero "no se arrepiente de nada". Los tribunales ya reconocieron el delito aunque lo penaran con la mínima: multa de 20 euros al día, durante 18 meses, hasta un total de 10.000 euros por agresión sexual para Rubiales, más una indemnización de 3.000 euros para Jenni. "Buscábamos reconocimiento, no dinero ni cárcel", dice su hermano. Han recurrido la sentencia porque no reconoce las coacciones que sufrieron por parte de varios directivos para que le quitaran importancia al delito: "Hubo más culpables". A pesar de lo ridícula que es la pena, calderilla para alguien que ganaba solo en la Federación cerca de 700.000 euros al año, "sabe más dulce que agria. El reconocimiento es lo que queríamos y lo hemos logrado". Y por eso recurren, porque todavía falta.
En esta Eurocopa a Jenni le han quitado hasta la camiseta. Su número, el 10, se lo han dado a otra, sabiendo que esos símbolos importan. Será que confían en nuestro olvido, en que preferimos no pensarlo. Será que creen que pueden borrarlo borrándola a ella.
A Jenni -a los goles que le valieron el balón de plata de aquel mundial, y a su gesta persiguiendo justicia, que valió la salida de un macho alfa venido arribísima- no la podemos olvidar, no podemos castigarla también con eso; son ya parte de nuestra historia y ojalá vuelva para seguir haciéndola, para marcar más goles, incluido el que dice que ya está bien de apartar a las víctimas por la vergüenza de los verdugos. Rafa Hermoso lo resume así: "Yo creo en el karma, en que el tiempo es el mayor juez y pone a cada uno en su sitio, pero ¡qué putada!".
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