- La nueva composición parlamentaria da al grupo que pilota Manfred Weber la capacidad de inclinar la balanza con acuerdos con las fuerzas que tiene a su izquierda o con la extrema derecha. Ese rol lo tenían los liberales la pasada legislatura

La derechización de Europa tendrá consecuencias en la agenda política. El aumento del poder de las fuerzas conservadoras en los gobiernos tiene una traslación directa en la composición de la Comisión Europea, que está formada a partir de las propuestas de las capitales, y del Consejo de la UE, que es donde están directamente representados. Y hasta ahora había una suerte de cortafuegos: el Parlamento Europeo.
La institución es uno de los colegisladores de la UE y salvo excepciones, como la polémica ley de restauración de la naturaleza, ha defendido históricamente posiciones más ambiciosas y progresistas que la Comisión Europea y el Consejo de la UE. En su funcionamiento diario, además, en la anterior legislatura había una mayoría que podía sortear las posiciones más conservadoras del Partido Popular Europeo.
Socialistas, liberales, verdes y la izquierda sumaban en la anterior legislatura 343 eurodiputados, que si faltaban eurodiputados o se producían fugas de otros grupos –incluidos los No Inscritos, que en la pasada legislatura eran 63 diputados, con delegaciones grandes como el M5S, por ejemplo–, podían impulsar y sacar adelante algunas iniciativas al margen de la derecha. Eran los liberales los que tenían la llave y los que actuaban como partido bisagra: Renew Europe podía decantar la balanza hacia las fuerzas progresistas o hacia la derecha –con la que más habitualmente solía votar–.
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