La negociación de la directiva contra la violencia de género se pone cuesta arriba ante la negativa de los gobiernos a incluir el consentimiento bajo el argumento de que es una competencia nacional, con Francia y Alemania a la cabeza
— La Eurocámara pone el 'sólo sí es sí' como línea roja para la futura ley europea contra la violencia machista
La Comisión Europea eligió una fecha emblemática, el 8 de marzo de 2022, para presentar una ley contra la violencia machista que, entre otras cuestiones, proponía penalizar la violación basada en la falta de consentimiento –solo sí es sí–. Con la movilización de las mujeres en pleno auge en toda Europa, el Parlamento Europeo avaló la propuesta. Pero la negociación con los gobiernos de los 27 se ha puesto cuesta arriba en la recta final de este proceso por la negativa de la mayoría de ellos a incluir en la legislación europea esa medida, que es una línea roja para la Eurocámara.
El Consejo de la UE, que es la tercera pata de la negociación, dejó fuera de su posición todo lo que tiene que ver con el consentimiento sexual. El principal argumento que utilizan los gobiernos para oponerse a esa parte de la directiva es que es una competencia nacional. De hecho, algunos de los países que se han posicionado en contra tienen en sus ordenamientos jurídicos normativas que sitúan el consentimiento en el centro de las relaciones sexuales.
Para que las conversaciones sean fructíferas y la UE logre un acuerdo que fuerce a los Estados miembros a tener unos mínimos legislativos contra la violencia machista, se necesita una mayoría cualificada en el Consejo (al menos 15 Estados miembros que representen el 55% de la población). Esas cifras están lejos de alcanzarse por ahora. Sólo once países se han pronunciado claramente en favor del ‘solo sí es sí’: Bélgica, Grecia, Italia, Finlandia, Eslovenia, Chipre, Austria, España, Luxemburgo y Suecia. Este último viró al ‘sí’ tras la presión de las organizaciones feministas.
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